PUCACCOCHA DA EL EJEMPLO
La educación intercultural es posible
Por: Marisol Grau (El Comercio)
HUANCAVELICA. A falta de un salón de clases, los alumnos del tercer grado de la comunidad Pucaccocha (Huancavelica) estudian en la iglesia. Referirse a la escuela como el templo del saber nunca calzó tan bien. Y es que en muchas zonas altoandinas obtener educación de calidad todavía se asemeja a un acto de fe. Sobre todo cuando padres y profesores creen que aprender en un idioma distinto al castellano es síntoma de retraso, o peor todavía, de burla. Grave error.
El secreto para conseguir el desarrollo es la inclusión, pero con identidad. En Huancavelica, por ejemplo, se calcula que más del 50% de niños y adolescentes tiene al quechua como lengua materna. Una moderna política educativa tiene que ver con darles herramientas basadas en su propia cultura. Lamentablemente, los programas de educación intercultural bilingüe (EIB) son aún una intención y no una realidad en el ámbito estatal. La Defensoría del Pueblo asegura que “el Estado no tiene información suficiente sobre la demanda educativa en EIB, ni de la oferta cubierta y pendiente (plazas, docentes, escuelas)”. En un país multicultural como el nuestro esta triste realidad supone el verdadero retraso.
Sin embargo, iniciativas privadas como la ejecutada durante cuatro años por Save the Children, el Instituto Educa y la Asociación Tarea han beneficiado a más de 2.900 niños de 54 escuelas en Huancavelica, Ayacucho y Cusco. Hoy el reto es que las comunidades intervenidas sigan el trabajo por sí mismas. “El estilo de los gobiernos ha sido y es entregar cosas e irse, cuando lo importante es hacer proactiva a su gente”, señala como desafío la representante en el Perú de Save the Children, María Teresa Mosquera. Pucaccocha es una prueba de que ello da buenos resultados.
VALORAR LO NUESTRO
“A mí me gusta aprender en quechua porque salen bonitas las palabras”, dice Gaspar, de 10 años. Los niños, por lo general, hablan con sus padres y abuelitos en su lengua materna. Isabel Maldonado, directora de la institución educativa de Pucaccocha, sostiene que aprender en castellano y en quechua ha hecho que los niños rindan mejor en sus estudios y sean más participativos y seguros de sí mismos.
A través de materiales educativos bilingües, talleres para padres y para maestros, actividades para rescatar las prácticas y saberes locales, así como festivales de arte y cultura, este proyecto ha logrado consolidarse en las comunidades. Asimismo, ha hecho que los padres se interesen por la educación de sus pequeños. “Al aprender bien los dos idiomas queremos que nuestros hijos nos enseñen a nosotros y tengan más oportunidades de ser profesionales”, sueña Fortunato Urbano.
UN PROBLEMA DIFÍCIL
Florecilla enseña en la comunidad de Buenos Aires, Alejandra en la de Ccarahuesa. ¿Qué tienen en común ambas mujeres, además de su profesión? Pues que viven separadas de sus familias. Florecilla cuenta que su esposo y su hija de 7 años viven a dos horas, en la capital regional de Huancavelica. Procura verlos los fines de semana. Esto, junto con la baja calidad de vida y el ínfimo sueldo, convierte a estas maestras en seres valientes.
Generalmente, son las escuelas más cercanas a los centros urbanos las beneficiadas con cualquier mejora o innovación, aunque no siempre es el caso. También resulta muy común que los niños hablen una especie de ‘quechuañol’ (mezcla de quechua con español). El grado varía dependiendo de la escuela, puesto que no todos los docentes se encuentran capacitados en educación intercultural bilingüe. Según datos de Unicef, únicamente el 11,6% de niños en comunidades rurales en el Perú cuenta con un profesor especializado.
LA SIEMBRA DE ENSEÑANZAS
Para combatir las condiciones precarias de enseñanza muchos maestros se las tienen que ingeniar. Por ejemplo, en la escuela de Buenos Aires (distrito de Nuevo Occoro) han creado proyectos productivos. Los profesores crían cuyes y gallinas y siembran desde zanahorias hasta papas para el autoconsumo y la venta. Esto les sirve para enseñar a sus alumnos todo sobre la siembra y la cosecha, pero también para comer. “Ya hasta los padres no pagan Apafa”, resalta orgulloso don Alfredo Torres, director del colegio.
Después de casi cinco años estudiando en diversos locales habilitados por la propia comunidad, pronto los alumnos de Pucaccocha verán levantarse en el horizonte una escuela de ladrillos, fierro y cemento. Alentados con esta futura edificación, los niños piden ahora Internet, televisión y una biblioteca en su nuevo colegio. Quieren, también, un profesor de Computación y otro de Educación Física. Será la llegada de un progreso anhelado en el que dejar de estudiar en la iglesia será el nuevo milagro.
EN CIFRAS
1 millón de alumnos
Casi el 13% de los estudiantes matriculados en instituciones educativas en el ámbito nacional tiene como lengua materna un idioma diferente del castellano.
18.912 docentes capacitados
Se calcula que solo el 4% del total de docentes ha sido preparado en educación intercultural bilingüe por el Estado, entre el 2006 y el 2009.
80% no tiene servicios
Según Unicef, más del 80% de escuelas que atienden a escolares indígenas no cuenta con ninguno de los tres servicios básicos (luz, agua y desagüe).
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